El Programa Integral Agrícola, que impulsa la Prefectura de Imbabura se desarrolla desde el 2013 en Ibarra, Pimampiro y Urcuquí. El trabajo incluye la roturación de suelos de cangahua, construcción de reservorios de agua e invernaderos y la incorporación de nuevos cultivos. El proyecto avanza con éxito.
IBARRA.- La comunidad Manzano Guaranguí parece estar revestida por una inmensa alfombra verde, debido a los cultivos que florecen todo el año. Pero, no siempre fue así. Hace una década una parte de esta localidad rural estaba cubierta por suelos duros e inertes. Así recuerda David Anrango, presidente de esta zona de la parroquia El Sagrario, en Ibarra.
La situación se revirtió gracias al Programa Integral Agrícola, que impulsa la Prefectura. Entre las actividades que se realizan está la roturación de suelos, que consiste en romper las capas compactas de cangahua, con la ayuda de maquinaria, y adicionarle nutrientes. Con esta técnica se suaviza y oxigena los terrenos, para incorporarlos a la actividad agrícola.
Isabel Ríos, técnica de la Dirección de Desarrollo Económico de la Prefectura, explica que este proyecto inició en Pimampiro y Cochapamba, al que pertenece Manzano Guaranguí. En estas zonas reverdeció el paisaje. Entre tanto, en Pablo Arenas, cantón Urcuquí, y La Esperanza, cantón Ibarra, se está trabajando al momento.
Este proyecto comienza con la roturación. Pero, en la marcha se van aplicando otras acciones, como construir reservorios de agua, instalar invernaderos y sistemas de riego e incorporar nuevos cultivos, dependiendo de las necesidades.
El programa impulsado por la Prefectura inició en el 2013 con un tractor roturador, que entregó el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Gracias a la visión de futuro del titular de la institución provincial, Pablo Jurado, se compró una segunda máquina, en el 2015. Un año después se gestionó ante la Cooperación Técnica Belga la donación de un tercer tractor. Eso ha permitido que hasta el momento 1.900 hectáreas, que fueron roturadas, sean incorporadas a la producción agrícola de Imbabura, calcula Washington Cifuentes, responsable del proyecto roturación de suelos.
En Manzano Guaranguí se recuperaron 300 hectáreas. También se capacitó a los campesinos que cambiaron los cultivos de ciclo corto, como maíz y arveja, por cultivos perennes, como durazno, mandarinas y manzana. Hoy, además, producen tomate y pimiento bajo invernaderos. Eso mejoró los ingresos y condiciones de vida de sus 400 habitantes de esta comunidad.
Imbabura cuenta con 157 reservorios, equipados con geomembrana, que fueron financiados por la Prefectura. De ellos 68 están ubicados en Manzano Guaranguí.
El éxito del Programa Integral tiene relación con la coparticipación de la institución provincial con las organizaciones locales. En Pablo Arenas y La Esperanza se trabaja con las Juntas Parroquiales. En Pimampiro con la Junta de Agua. También se coordina con la Unión Campesina de Comunidades de Cochapamba, conformada por 15 comunas, entre ellas Manzano Guaranguí.
Para esas entidades pequeñas sería imposible financiar la operación y el mantenimiento de los tractores, detalla Ríos. Un tractor privado, por ejemplo, cobra por la roturación de una hectárea 1.200 dólares. Sin embargo, los campesinos beneficiarios cancelan hoy 150 dólares para el combustible. La Prefectura subsidia los 1.000 dólares restantes.
Además, el trabajo de los tres operadores y tres ayudantes que laboran en los tractores, así como dos técnicos que asesoran a los campesinos, reciben una remuneración de la Prefectura.