Durante muchos años, el pésimo estado del camino que une a este poblado con el centro de la capital de Imbabura constituía sufrimiento permanente para las 80 familias residentes. Los vehículos difícilmente podían arribar, debido a la presencia de enormes baches, llenos de lodo, sumado a ello, el trazado irregular con montículos de tierra y piedras. Con una inversión aproximada de 400.000 dólares, el Municipio, la Prefectura y los beneficiarios decidieron impulsar un adoquinado moderno para transformar la vida en este lugar.
IBARRA.- La historia del barrio Las Malvinas de la ciudad de Ibarra dio un nuevo giro. De ser un sitio abandonado, sin atención de los organismos públicos, ahora es ejemplo de desarrollo. El 2022 resultó ser un buen año para los pobladores de este populoso lugar, cuyos predios se ubican en medio una atractiva naturaleza, en donde se respira aire puro y se disfruta de un ambiente de completa tranquilidad.
A principios de febrero de ese año se dio marcha a un proyecto ambicioso, quizá el más soñado: mejorar la vía principal de cerca de dos kilómetros, cuyo nombre rinde honor a uno de los sacerdotes imbabureños que luchó por los más necesitados, Monseñor Leonidas Proaño. Un poco incrédulos, pero con esperanza, los moradores vieron como las autoridades, en un acto oficial, hicieron compromisos para impulsar la obra.
Desde ahí hasta la fecha se sortearon varios obstáculos, pero al final el trabajo comprometido ya tiene forma. La mayor parte se encuentra listo. Se ha hecho lo más difícil, la adecuación total del suelo para la colocación del adoquín. La maquinaria de la Prefectura y de la Municipalidad se encargaron de esa dura tarea, por supuesto con la ayuda de los habitantes, que no han dudado en organizar mingas, convencidos de la importancia de esta acción.
El proyecto es un claro ejemplo de auténtica Participación Ciudadana, pues la gente se apoderó completamente de todo el proceso. Primero, gestionaron con alma, vida y corazón para que se escuche su voz en los organismos públicos responsables. Una vez conseguido eso, enseguida pusieron de su bolsillo el dinero necesario para cubrir el costo de los adoquines.
La Prefectura se encargó del replanteo del proyecto; el movimiento de tierra; el desalojo del material de excavación; el desempedrado; el derrocamiento de aceras y elementos de hormigón; la conformación de subrasante; el transporte de material sub base; tendido y compactación de sub base; mediante administración directa.
La Municipalidad, por su parte, emprendió el adoquinado de los tramos 1, 2 y 3 y obras de drenaje; facilitó la totalidad de sub base que se requiere; materiales de arenón; mano de obra para la colocación de adoquines y construcción de bordillos; entregó información sobre las directrices viales de la zona, líneas de fábrica actualizadas, certificados de servicios básicos, certificados de aceptación de afectación de predios, estudios de suelos, certificado ambiental, certificación de EMELNORTE en el que consta el costo de reubicación de postes y designó sitios y volúmenes a ser usados como escombreras para desalojo de materiales.
El mejoramiento vial, que se encuentra avanzado y a punto de concluir, no solo significa progreso para esta determinada localidad. Al contrario, con este trabajo, Imbabura pasa a contar con una carretera de primer orden que conecta a una extensa zona turística, en donde existen propiedades abiertas a brindar servicios para el descanso placentero y para la distracción sana. Así, la ruta se inserta en el conjunto de rincones más atractivos del territorio imbabureño, considerado como Geoparque Mundial de la UNESCO.